Las luchas agrarias en el país han sido diversas y pujantes a lo largo de la historia por los intereses locales e internacionales. Y claro está para los estudiosos agraristas que el "Gran Capital" sea foráneo o nacional está detrás del control de los recursos naturales y entre ellos, la tierra. El retraso en la aprobación de un proyecto de Ley para la Reforma Agraria y el desarrollo rural ha sido la trama de los más cercanos colaboradores y acompañantes de "los mercaderes de la tierra" que muchas veces disfrazados de buenos ministros o bien de expertos científicos apunta a un plan bien estructurado para desarticular cualquier proyecto o nuevas leyes que irrumpan con una verdadera Reforma Agraria Integral.
Ha estado claro que las élites burguesas urbanas o rurales del país han defendido cada trozo de tierra y empujado a los gobiernos a que se amparen en su fórmula predilecta, la concentración de la propiedad agraria, ya sea por medio de los latifundios tradicionales o las nuevas fórmulas de los agronegocios basados en el monocultivo, la depredación de los bosques y el control de los recursos naturales. Numerosos son los ejemplos: las tierras del Consejo Estatal del Azúcar se la regalan o vende a irrisorios precios a los tratantes de los famosos agrocombustibles, al sector turístico (especialmente a los grupos transnacionales), a los defensores de la destrucción de los suelos, los inversionistas de la construcción o en su mejor postura a los centros universitarios que carecen de escuelas agrarias, entre otros.
Otras son entregadas a manos llenas a los funcionarios de turno para desarrollar proyectos de cabañas o bien para entregárselas a ciertos grupos que aseguran la estabilidad política del gobierno y su posible continuidad en el poder. En fin, la tierra, siempre la tierra es y será un bien que todos desean tener por el viejo método capitalista, que subraya que la tierra es "lo último que se desvalúa". Por eso se empeñan los ministros de turno del Banco Agrícola, Ministerio de Agricultura y otros de traer al país a expertos que confundan y falseen los análisis sobre el problema agrario.
La visita al país del Ingeniero Agrónomo brasileño Polan Lacki, experto en el área agraria es una de las estrategias asumidas desde el gobierno para paralizar las demandas de una verdadera Reforma Agraria Integral, su discurso muy conmovedor acerca de los problemas verdaderos del campo y de los productores de alimentos en donde culpabiliza a los propios campesinos y a lo que él llama seudo- defensores de los problemas rurales de ser los causantes de la tergiversación de la verdadera realidad de lo que acontece en el mundo rural. Entre aplausos, los ministros (Paíno Abréu, Héctor Pimentel y Juan Rodríguez Ramírez) apoyaron con regocijo las posturas teóricas del especialista.
Ahora bien, sin recurrir a grandes inferencias sobre el caso particular que analizamos, me pregunto si piensa el administrador del Banco Agrícola que los productores y productoras de alimentos del país van a creer que el éxito o fracaso económico de los agricultores y agricultoras está sólo en eliminar o corregir los errores en las distintas etapas del negocio agrícola y que con una buena educación técnica se van a solucionar los problemas en general de la producción agropecuaria del país. Si bien, es un problema a tratar y discutir, lo claro está en que ningún pequeño/a o mediano/a productor/a puede producir sin tener tierra, ni disponer de títulos, créditos o de una reforma agraria que vaya acompañada de un desarrollo sustentable.
Lamentablemente para los funcionarios de Agricultura y del Banco Agrícola, el gobierno tiene que garantizar un acompañamiento permanente, ayudar en la implementación de nuevas técnicas de cultivos, respetar la cultura tradicional, disponer de fuentes de créditos, con la posibilidad de procesos asociativos, cooperativas o comités para lograr mercados y precios solidarios y justos. Se necesita una Reforma Agraria Integral y desarrollo rural.
Señor Presidente, sus ministros neoliberales no podrán detener el proceso, ni mucho menos enredar a los productores y productoras con las fórmulas del Banco Mundial de los mercados de tierra o de querer culpar a otros del problema, que muy claro está en las mentalidades de los productores y productoras de alimentos.
La Articulación Nacional Campesina exige la aprobación de la Ley de Reforma Agraria y la intervención del Estado Dominicano para paralizar la venta de la tierra agraria. La trama está descubierta y con un experto bien pagado, no van a asegurar que se desmantelen las luchas de los campesinos y campesinas dominicanas. La propuesta de más educación y no Reforma Agraria, no será aceptada por los grupos de clase campesina. Le auguro buenas nuevas, señores Paino Abréu y Chio Jiménez, no permitiremos el desmantelamiento del Instituto Agrario Dominicano, ni el engavetamiento del Proyecto de Ley de Reforma Agraria y Desarrollo rural.
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